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¿Qué se entiende por demencia de inicio precoz?

Se considera que la demencia tiene un inicio precoz cuando los síntomas se inician antes de los 65 años. Entre los pacientes con demencia de inicio precoz, algunos autores diferencian operativamente aquellos que tienen un inicio por debajo de los 45 años (demencia de inicio joven).

¿Cuáles son las causas más frecuentes de demencia de inicio precoz o presenil?

La enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de demencia neurodegenerativa de inicio precoz, seguida por la demencia frontotemporal.  Las demencias secundarias de inicio precoz, la vascular, la postraumática y la alcohólica son las causas más frecuentes. En sujetos con inicio de los síntomas por debajo de los 45 años, la EA es poco frecuente, y la demencia frontotemporal es la demencia degenerativa más frecuente.

¿Los pacientes con demencia de inicio precoz tienen manifestaciones clínicas diferentes a los pacientes de inicio posterior?

En conjunto, los pacientes con demencia de inicio precoz presentan un mayor porcentaje de síntomas conductuales y psicológicos de las demencias que los pacientes con demencia de inicio tardío y menor grado de deterioro cognitivo y funcional en el momento del diagnóstico. Sin embargo, dado que las manifestaciones clí­nicas vienen determinadas por el tipo de demencia, es posible que parte de estas diferencias grupales puedan atribuirse a la diferente frecuencia relativa de cada tipo de demencia entre sujetos de inicio precoz y tardío, más que a la edad de inicio en sí. Los pacientes con demen­cia de inicio precoz presentan un riesgo de muerte incrementado mayor que los pacientes con demencia de inicio tardío.

Cuando analizamos las principales etiologías neurodegenerativas, los enfermos con EA de inicio precoz comparados con los de inicio tardío presentan, como grupo, mayor gravedad de trastornos del lenguaje, dificultades en tareas que requieren atención soste­nida y síntomas conductuales y psicológicos en fases iniciales de la enfermedad. Por otra parte, existen estudios contradictorios sobre si la evolución de la EA de inicio precoz es o no más agresiva que la enfermedad de inicio tardío.

Respecto a la demencia frontotemporal, un estudio no detectó diferencias entre la sintomatología de pa­cientes con inicio precoz e inicio tardío,  si bien otro estudio objetivó mayor grado de apatía y problemas amnésicos y visuoespaciales en pacientes con un inicio tardío respecto a los pacientes con un inicio precoz.

¿Hay diferencias en el impacto y repercusión psicológica, social, familiar, laboral y económica entre personas diagnosticadas de demencia de inicio precoz, respecto a personas con demencia de inicio tardío?

En las personas con demencia de inicio precoz la percepción de pérdida de independencia es mayor que en los de inicio tardío debido al abandono de ac­tividades habituales como son: trabajo, conducción de automóviles, manejo de asuntos financieros, viajar, etc. La pérdida de trabajo puede tener un impacto negativo en su autoestima. Como reacción se produce con frecuencia retrai­miento y aislamiento social

Los síntomas conductuales relevantes pueden alterar las relaciones familiares. Sus cuidadores suelen ser jóvenes, activos y con otras responsabilidades, y ven interrumpidos muchos de sus proyectos de vida.473 Presentan mayor nivel de sobrecarga que los cuidadores de personas con demencia de inicio tardío y en la mayoría de los casos perciben su estado emocional como malo o muy malo, y presentan síntomas de ansiedad y/o depresivos. Ser mujer, la presencia de sín­tomas conductuales relevantes y la mala relación marital previa se correlaciona con un mayor sobrecarga.

Una persona joven diagnosticada de demencia suele cesar su actividad laboral y tras un período de baja laboral accede a una pensión de invalidez. En fases iniciales, aunque el sujeto desea seguir trabajando, su entorno laboral no le suele favorecer la continuidad adaptando su trabajo a su capacidad. Es fre­cuente constatar una disminución de su rendimiento laboral previo al diagnós­tico de la demencia.

El coste directo de cuidar a una persona con demencia de inicio precoz es simi­lar al coste de una persona con demencia senil. La mayor parte de este coste era atribuible a costes de institucionalización.